lunes, 18 de septiembre de 2017

Llámame... Ictiosauria

Esther van Hulsen, 2012

Cuando los científicos trataron de describir el fósil que Mary Anning había encontrado en 1811 en Lyme Regis, no tenían muy claro con qué se habían topado y optaron por llamarme “pez reptil” para curarse en salud. No me parece muy femenino (soy chica, como mi descubridora) pero, a falta de nada mejor, aceptamos "pulpo" como animal de compañía.

Duria Antiquor

El paleontólogo –y tal vez el primer paleoartista- Henry de la Beche, que siendo todavía un adolescente había acompañado a Mary en sus prospecciones, comprendió que aplicando la capacidad de sugestión de la caricatura podía hacer entender mucho mejor la ciencia, como muestra en Duria antiquor (1830), donde ilustra a todas las criaturas a las que Anning había traído de regreso desde el pasado.

Animaux perdus

No me negarás que esta ilustración para Animaux perdus (1833) de F. E. Guerin tiene un sospechoso parecido con la de De la Beche. Hay más plagios de la época, pero, por razones de espacio, nos conformaremos con éste.

John Martin, un famoso paisajista especializado en escenas apocalípticas, me dibujó siendo atacada por un plesiosaurio para la portada de The Book of the Great Sea Dragons (1840, Thomas Hawkins). Aunque original, me parece un trabajo técnicamente discutible y claramente obra de un enfermo (obsérvese lo sádico del detalle de los pterosaurios sacándome los ojos).

Aquí tienes una de las esculturas que en 1852 dedicó a mi figura Hawkins en el primer parque temático de dinosaurios, que se montó en Crystal Palace (Londres).

Goodrich (1859)

Boitard (1861)

Joseph Victor von Scheffel (1826-86) escribió un puñado de poemas a los que Vinzenz Lachner (1811-93) puso música en la colección de lieder Scherz im Ernst und Ernst im Scherz [1], Op.33 (1862), para bajo o barítono y piano. El poema número 6 se titula "Der Letzte Ichthyosaurus" [2].

Riou me coloca surtidores que acentúan mi aspecto de delfina

En la archiconocida novela de Verne Viaje al centro de la Tierra (1864), Axel me confunde con una marsopa (un marsuino, según la primera traducción vertida al castellano, como vimos aquí). El genial pionero de la ciencia-ficción me hace vencer en combate singular a un plesiosaurio, aunque la realidad en mi época fue otra bien distinta y fueron ellos los que acabaron desplazándonos en el Cretácico. Compárese el grabado de Édouard Riou para la novela con éste otro de James William Buel (1887, Tierra y Mar).

Por si lo intentas, te avisaré que dibujarme puede resultar adictivo. Riou volvió a contratarme para que posara para él en 1887, y también pasé unas cuantas tardes en el estudio de Joseph Smit, que me retrató en 1892, 1905 ó 1910, o en el de Harder, que lo hizo en 1906, 1912 y 1916.

Joseph Smit, 1892

Heinrich Harder, 1906

Alice B.Woodward, 1912

Charles R. Knight, 1914

Pero el mundo de las modelos es agotador. Acabé tan rendida que me retiré a disfrutar de los réditos de mi trabajo hasta que, rendida ante el talento de Zdenek Burian, accedí a posar para él en 1962.

Burian, 1962

Tomás de Marco, 1997

En los 90 he realizado algunos cameos en el cómic, como esta ilustración de Tomás de Marco, o esta tira de Gray Morrow ilustrando las aventuras del hombre-mono de E.R. Burroughs en Pellucidar.

En los últimos tiempos, estoy trabajando bastante con John Sibbick. A continuación tienes algunos frutos de esta relación que, espero, continúe mucho tiempo.




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[1] Algo así como "Bromas en serio y seriedad en broma".
[2] "El último ictiosaurio".

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